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domingo, 7 de agosto de 2011

Ser Franciscano Hoy

Pues el mismo Dios que dijo: De las tinieblas brille la luz, ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo. 2Cor 4,6

Cuando se observa el mundo de hoy, con sus luces y sombras, muchos suelen pronunciar un interrogante que ha marcado la historia ¿Existe Dios? ¿Dónde está? Ello nos permite mirar más adentro de nuestra realidad de cristianos y más aun de franciscanos. ¿Tiene sentido ser franciscano hoy? ¿Qué significa ser franciscano hoy? Interrogantes que tienen dificultades para ser resueltos, pero frente a mi experiencia de consagrado, quiero dar algunas luces que a mi modo de ver dan sentido a ser un hijo de San Francisco hoy.

Hay algunas cosas que nos sorprenden, por ejemplo: la economía se vuelve cada vez más inestable, aumenta la pobreza y el hambre, desaparecen especies, el clima cambia rápidamente ante los ojos atónitos de la humanidad. Se habla de calentamiento global, compromiso ecológico, salva guarda de la creación. Como dirían algunos de nuestros abuelos, El mundo está patas arriba, porque la tragedia social empeora. Existen más millones de adultos analfabetas, la pobreza avanza, los recursos de los países son mal invertidos, cada día mueren tres mil novecientos niños a causas de enfermedades diarreicas curables, la población continua creciendo, el hambre aumenta y disminuyen las tierras productivas, etc.

Frente a esto, se hace necesario ser Luz y cultivar la esperanza, ante a esta cruda realidad debemos ser perfume de Dios y Fragancia de Francisco. Sonará un poco raro estas categorías, pero ¿quién, frente a alguien que utilice una fragancia agradable no se siente a gusto con Él? Bueno, ser Perfume de Dios y Fragancia de Francisco, no es algo inalcanzable, ya que es un desafío que encontramos en nuestra propia regla de vida, y nosotros los que bebemos de la fuente franciscana, somos vida del Evangelio de Jesucristo, por ello, tenemos que convertimos al Evangelio para ser presencia viva de Francisco. Recordemos: la regla y Vida de los hermanos es esta: Guardar el Santo Evangelio de Nuestro señor Jesucristo. (2 R 1,1). Palabras muy repetidas, pero que hay que asumir, porque son ellas un grito que nos invita despertar, a salir de nuestras posturas des-dicientes y mediocridad, un Evangelio que nos invita a ponernos en camino, como nos lo recuerda el apóstol, El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús. (Ga 2, 16). Convertirnos y creer en el Evangelio, motor que da sentido a nuestra existencia, a nuestra fe y a nuestro ser franciscano. Por ello debemos desear solo a Dios, y amarnos como hermanos. Hoy más que nunca el Evangelio nos recuerda: Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. (Col 1,12-13)

Esta mirada a la conversión y al Evangelio, desde bases como el desear solo a Dios y la fraternidad, tienen que llevar al franciscano a un cuidado primordial de la calidad de Vida Evangélica que llevamos en todos los niveles de nuestra propia existencia, porque no se enciende una vela para colocarla debajo del celemín, sino sobre la mesa. Por ello la gracia de ser franciscano ha de ser expuesta en lo más alto, pero con una calidad de vida coherente, significativa, vivida y evangelizadora: Yo soy la vid verdadera y vosotros sois los sarmientos; el que permanece en mí, como yo en él, da mucho fruto (Jn. 15, 1.5.9).

Ser franciscano no es ser la sombra de San Francisco, ser franciscano es ser hombre de Evangelio, acompañado por las palabras, acciones personales y comunitarias, en las cuales se revela el Cristo del Evangelio, y el Francisco pobre y crucificado. Por ello, queridos hermanos, los actos y las obras de nuestra vida son el primer testimonio dado de Dios; ellos son los que manifiestan de la mejor manera el poder del Evangelio a los ojos de todos.

Es cierto, que vivimos un carisma que con el paso de los tiempos se ha enmarcado en la institucionalidad, pero esto no es motivo para que impregnados del Evangelio, podamos decir que ser franciscano hoy, es un modo de vivir, existir y de ser en el mundo, es darle sentido y veracidad a aquello de ser Perfume de Dios y Fragancia de Francisco. Estoy convencido, hoy más que en tiempos del Padre Francisco, estas palabras cobran sentido y se encarnan: Grandes cosos hemos prometido, mayores nos están prometidas; guardemos estas, suspiremos por aquellas. El deleite es breve; el padecimiento, poco; la gloría, infinita. De muchos la vocación, de pocos la elección, de todos la retribución. Éstas palabras nos dan el derecho y la obligación de soñar con un mundo más fraterno; no olvidemos que hemos aprendido, a hablar, leer, escribir, comunicarnos; hemos aprendido quién es, quién fue Francisco, sabemos doctrina eclesial, filosofía, teología, sacramentos y muchas cosas más, pero ¿hemos aprendido a Ser Franciscanos?. No tendrán hambre ni sed; no les molestará el sol ni calor alguno. Ap. 7,16.

Fr. Otoniel de Jesús Salcedo OFMConv.

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EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS





Altísimo y omnipotente buen Señor,tuyas son las alabanzas,la gloria y el honor y toda bendición.A ti solo, Altísimo, te convieneny ningún hombre es digno de nombrarte.Alabado seas, mi Señor,en todas tus criaturas,especialmente en el Señor hermano sol,por quien nos das el día y nos iluminas.Y es bello y radiante con gran esplendor,de ti, Altísimo, lleva significación.Alabado seas, mi Señor,por la hermana luna y las estrellas,en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.Alabado seas, mi Señor, por el hermano vientoy por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,por todos ellos a tus criaturas das sustento.